Ciertamente fué una visita muy, muy completa, en la que intervino todo el equipo al completo de la bodega: desde el inicio, con un recibimiento "caluroso", incluídas unas copas de Alba Martín - para refrescarnos - a pie de viñedo, por parte de Miguel Tubio, entusiasta responsable de viticultura, hasta el broche final, con una velada gratísima, inolvidable...- incluída puesta de sol -, música, fotografías por cortesía de la bodega ( ¡muchas gracias a la fotógrafa!) , canapés exquisitos, con... ¡empanada y un pulpo a feira extraordinarios!!! para no desdecir al trovador Martín Codax y desentonar con sus excelentes "herederos". Contamos, en todo momento, con el acompañamiento, de la "todoterreno" María Garrido, que, aparte de recibirnos y acompañarnos en todo momento, nos sirvió vinos y hasta participó cantando ( estuvo en todo ) y, tb. con la presencia del gerente general, atento y solícito, Juan Vázquez.
De por medio, la cata en la terraza con vistas al valle del Salnés ( merece por sí sola un comentario aparte ) Katia Álvarez condujo con soltura y sencillez - no exenta de profundidad - una cata tranquila, relajada y, me atrevo a calificar, de "irrepetible". Irrepetible por la ocasión y el momento (me refiero a las personas que tuvimos el privilegio de participar de ella), irrepetible por la dirección y el enfoque didáctico de la misma, irrepetible también por el planteamiento, la intención y la pasión que puso Katia - y Juan Vázquez q tb. intervino como máximo responsable- , e irrepetible, sin duda, por la cata en sí; de terruños (muy interesante); y "de vigores" ( muy novedosa y altamente sorpresiva ), ya comentadas previamente en este completo artículo.
Pero, sobre todo, por el broche final a la misma, la "cata bendita" , con los "benditos" diamantes de la bodega, desde el "modesto" trovador Martín Códax, Martín Códax Lías, gran vino, pasando por el Organistrum, elegantísimo y súper equilibrado a más no poder, excelente, un enorme vino; y los "inclasificables", Martín Codax Vindel , un "generoso" gallego, vino de "sillón orejero" y lectura/ o conversación pausada, al igual que el Martín Códax Gallaecia (sólo suele salir al mercado 1 de cada 3 añadas), un vino de perfil "internacional" (¿francés-centroeuropeo en cata a ciegas?) pero auténticamente gallego, como su nombre indica, por los 4 costados. Una joya. En total fueron 12 vinos, si añadimos al "recibidor" Alba Martín.
Mi aplauso cerrado a Katia y equipo👏👏👏👏👏👏
Fue una visita inolvidable que retendremos en el tiempo en la retina como aquella puesta de sol con la que nos despidió el día.
Gracias, Martín Códax. Y gracias, Verema.
Una experiencia de este tipo sólo es posible por la unión de dichas voluntades. Miagradecimiento total por ello