A mi me cae genial Begoña Rodrigo. Una tía que mira de frente, a los ojos y dice las cosas como quiere decirlas y no como consideren que queda bien que se digan.
Todos sus platos eran bonitos. Me gustó especialmente el del ajoblanco. No obstante, quizá, comenzamos a estar acostumbrados a que la plasticidad que indicas. Las líneas depuradas y limpias. Que lo bello, desde una vertiente visual, sea ya la tónica común. No quiero decir que sea fácil, pero sí que ese es el nivel y, por debajo, es una presentación fallida en este tipo de cocina.
No hubo petit-fours, nop. Supongo que alguna diferencia habrá entre el restaurante y The Table By. En cualqquier caso hay que admitir la dificultad que debe suponer ese tipo de traslado del equipo de un lugar a otro para hacer su cocina.
Saludos,
Jose