Pues me alegro de que hayas disfrutado por mi pueblo, además veo que te has dado una vuelta por allí subiendo a Abionzo para divisar la panorámica del Real Valle de Carriedo, visitando el Palacio de Soñanes (monumento único en Cantabria y seguramente en España) y pasando por Selaya a por sobaos para después pasar por Campillo y subir el Portillo de la Lunada, una preciosidad aquello.
De Fonso poco te puedo decir, nos conocemos desde niños y por encima de todo es un amigo con quien he compartido grandes momentos. Solo tiene un secreto, bueno tres, trabajo, trabajo y trabajo. Siempre atento y a todo y con un interés y un entusiasmo por aprender contagioso. Está trabajando en un nuevo proyecto en Santibáñez, a 4 km de Villacarriedo, reformando el antiguo Hotel Jazmín. Has probado casi todas sus especialidades salvo quizá la chuleta (siempre buena o magnífica), las rabas de chipirón y en temporada los inigualables bocartes y los perrechicos del Valle de Soba. Creo que una de las mejores armonías vino-plato de mi vida fue con un revuelto de esos perrechicos y un Bollinger RD 1996 que disfruté con Sergio “kintiman” y Goyo García Viadero, en una sesión de más de 12 horas metidos allí dentro, comiendo, tomando copas y después cenando. Estas barbaridades solo las he hecho allí, aunque cuento con la ventaja de que mis padres tienen una casa a 150 metros…
En fin, uno de mis restaurantes de cabecera y un lugar donde es imposible no salir contento, para mí mucho más que un restaurante, hay veces que una segunda casa. Me alegro del disfrute y eso me recuerda que me tengo que pasar por allí antes de que llegue el invierno…
Saludos,
Eugenio.