Joé, una hora y media para cenar es mucho, sí.
Ahora que yo comí, bebí, paseé... y a Zaragoza del tirón, macho. Y eso con un banco de niebla de ojones que nos encontramos en el Portillo de Lunada, el de la foto. Hasta que subimos por encima de la niebla, donde tomé la foto, fue un infierno. Imagina, pasar del cielo (Las Piscinas) a una niebla horrorosa y todos los del coche dormidos menos el menda, el conductor...
Menos mal que me despejé previamente con el paseíto por el palacio de Soñanes, el pueblo, El Macho... que si no...