En efecto, es un vino con tantos matices que casi es mejor concentrarse en él sin comida, a nosotros nos los sacó después de comer y de tomar un montón de vinos y nos quedamos muy sorprendidos, me comentó Goyo que unos días antes lo había probado Alice Feiring (periodista neoyorquina especialista en vinos naturales) y había alucinado igualmente, lo que me sorprende es que al propio Goyo le quedaban dos o tres botellas y que aquí lo tengan, lo cual quiere decir que es un restaurante donde gusta el vino, sin duda.
El tinto está muy rico igualmente, Mencía con una pincelada de palomino. Pero el blanco es mucho más interesante…
Saludos,
Eugenio.