Con el salmorejo hay muchas variantes, pero el punto de sazón de que ha quedado todo bien trabado es que tenga color naranja, eso indicará que la mezcla del tomate y el aceite están en punto. Quien va a mandar en ese color es el tomate, claro.
Y ese toque se consigue con los tomates de temporada con sus licopeno y carotenoides al máximo, y encima son estupendos antioxidantes.
Recuerdo un experimento que consistía en dar licopeno (el colorante del tomate) en forma de ketchup (ya que no se altera con el calor) a voluntarios de piel clara expuestos al sol (era cuando estaba en Alemania por el año 1988) y aquellos que lo tomaban tenían menos rojeces en la piel.
Resumen: el salmorejo como plato recomendable en cualquier época y sobre todo en verano; cuando hace mucho sol y los tomates están en su punto.