Tuvo la mala suerte de conocerme un rato antes, nos quedamos hablando y nos tocó sentarnos casi de las últimas filas, luego hubo tiempo para poco, venían a recogerlo y no dió tiempo a más, salí con el trofeo con el que me obsequió como alma que lleva el diablo rumbo a casa.
Pensé en catarlo dentro de unos meses, pero mira lo que he aguantado. Creo que están bastante bien asesorados, más que nada por el rumbo que lleva el vino, el tiempo nos lo dirá.