Eso de sentarse en un local de confianza y decir: “denos de comer lo que usted quiera”. Es un auténtico lujo y si luego resulta la experiencia tan favorable como la que nos comentas, ya no tengo adjetivos.
Curiosa la presentación de la croqueta. Por cierto, os explicó eso del ¿arroz al horno sin horno?.
Recibe mi felicitación y un abrazo.
Gabriel.