Mientras limpiaba su cárcel el Marqués de Olivara, los enólogos tenían las manos libres. Al otro lado de la frontera, los mismos - drogados con Grands Crus Classés - me preguntan por mi hispanofilia : se quedan castigados sin vino y se van a la cama sin beber. A partir de los 60 años, uno pierde la paciencia : si no hay más remedio, acabaré bebiendo solo.
La Magdalena te guíe por el buen camino / Alain