Tras felicitarte por tu comentario, me permito apuntar unos detalles (con tu permiso).
Ya de entrada, no me parece de recibo que la primera empleada de la sala, nada más sentarnos nos diga la frase “¿de beber que tomarán?”, frase que me suena a muchas situaciones ya vividas y de plazas, donde ya donde no suele torear, pero desde luego, no a un restaurante en el sentido de la palabra.
Pero lo que me dejó, al tiempo malhumorado e incomodo, fue cuando la empleada (no digo camarera, por respeto a los profesionales en el sentido de la palabra) nos hizo gestos de incomodo, cuando uno de los tres comensales no pedía el postre cuando la misma lo solicitaba, pues estaba en esos momentos atendiendo una urgencia.
O, cuando la misma empleada, tras solicitarla un vino por copas, nos comentó que iba consultar el tipo de vino para del que disponían para ello y aún la estamos esperando.
O, cuando tras ofrecernos el tomar el café en la terraza y nos indica sentarnos en una mesa con todo el servicio previo encima.
O, tras retirar el servicio referido, tras nuestras observaciones al respecto, nos deja el mantel con manchas evidentes recientes en el mismo y nos coloca los cafés encima.
O, cuando nos cierra, ella misma, la puerta de acceso al comedor sin aviso y para abonar la cuenta nos obliga a dar una vuelta, más bien amplia, pasando por la barra, etc.
Una pena desde luego, que me ha dejado un mal sabor de boca, no solo como consumidor en sí, también por mi cercanía a la gastronomía de Zamora y de Castilla y León.