Pues te cuento, la primera visita éramos dos, Andrés se puso a abrir botellas y a la mesa con ellas, “bebed lo que queráis, son vinos que aguantan bien abiertos”, decía. Obviamente no nos bebimos todo, de lo contrario hubiéramos salido reptando, pero sí que le dimos bien de “vidilla”, jeje. La segunda vez estábamos cinco personas y ahí cayó todo, bueno, algo quedó de los últimos dulces pero nos los llevamos para el día siguiente que teníamos “juerga” en Las Piscinas con Goyo García Viadero y su mujer que venían a visitarnos…
En fin, que en las visitas a Cigaleña nunca pasas sed…
Saludos,
Eugenio.