Vaya tela Don Javier. Brillante donde debe serlo, en emociones...o por qué nos gusta el vino realmente? No merezco esa dedicatoria final y ambos lo sabemos, pero este "ataquito nostálgico" que me produces, amenazo con que tendrá sus debidas consecuencias. Un fortísimo abrazo y deseando compartir un buen vino contigo, maestro (killer del cuadrilátero veremero) y amigo.