La condición de ser funcionario no lleva asociada intrínseca e inexcusablemente la indiferencia por la calidad en el trabajo propio realizado. Habrá buenos y malos funcionarios, de acuerdo, pero tal y como está la economía creo que es muy cómodo, fácil y gratuito caer en ese error. Cuando hay bonanza económica, cuando la gente lo cobra bien por mal poner azulejos o ejemplos similares, nadie se acuerda de que los sueldos de los funcionarios siguen congelados a perpetuidad.
En definitiva, no generalicemos.