En efecto.
Para mí, romper una velada (que terminar a la 1:00h en un restaurante de postín no es nada descabellado) de esa forma me haría darles un suspenso como una casa pues no se puede ser perfecto en la comida, el vino y demás pero luego fallar en lo más básico: cortesía y educación, y más cuando pagas a 90 euros el cubierto.