Para mí hay un antes y un después del 20 de agosto de 2012.
No creía que fuera posible pero desde esa fecha amo mucho más el vino, porque he tenido la gran fortuna de ser testigo de la pasión por unas viñas, de la pasión por un terreno, de la pasión con la que se puede hacer vino.
La segunda parte de la crónica recogerá momentos mágicos de nuestra vida que ya nunca olvidaremos. ¡Gracias por vivirlos conmigo!