Cuenta la leyenda desde tiempos inmemorables, que 3 monjes de desconocida doctrina viajaban por el mundo de ciudad en ciudad, recorriendo zaguanes y calles, plazas y plazoletas, llegando siempre a instalarse en la plaza principal. Una vez ahí los 3 monjes comenzaban a reír, a reír sin razón aparente, no emitían palabra alguna, reían todo el día. Al inicio los pobladores miraban extrañados, sin comprender muy bien qué es lo que sucedía, con el paso de minutos los habitantes se contagiaban de la risa de los peculiares monjes. Cuando un buen número de personas -ó muchas veces la totalidad- reían a carcajadas, los monjes levantaban sus manos siempre escondidas entre sus enormes mangas con dirección a sus rostros, luego del gesto que pocos comprendían iniciaban su peregrinaje a la siguiente ciudad, pueblo o villa. El secreto de su risa es todavía un misterio...(www.los3monjes.com)
Después de esta curiosa introducción que aparece en la contraetiqueta del botellín (y como no, en su página web) vamos a empezar a catar la primera de las cuatro cervezas artesanales que se elaboran en esta magnífica cervecería la cual usa tan solo materias primas belgas importadas. Se trata de una cerveza de doble fermentación, del tipo abadía, artesanal, que se presenta en una botella de color ámbar con una etiqueta de fondo turquesa en la que aparecen los tres misteriosos monjes de la leyenda.
Abrimos la botella y estuvo media hora en reposo hasta que alcanzó los 10°C para su cata.
VISUAL: Color amarillo anaranjado, turbio, con la espuma muy blanca de burbuja fina y no muy persistente.
OLFATIVA: En nariz claros aromas a lúpulo y levaduras acompañados de recuerdos frutales de plátano y ciruela blanca y un ligero toque a caramelo. De intensidad media. Muy agradable su aroma.
GUSTATIVA: En boca es cremosa, con un toque dulzón y bastante carbonatada, con un puntito ácido. En retronasal asoman notas de barquillos y de crema pastelera acompañados de aromas a frutos secos, almendra cruda en concreto. El alcohol es notorio, su 7.5% v/v es para andar con cuidado. Tiene un final muy conseguido, ligeramente amargo y a la vez dulzón. De persistencia media, sobre el minuto y medio. Una maravilla de cerveza, de las mejores artesanales probadas en Ecuador.
La RCP, pese a que cuesta casi 4 euros la considero muy buena, es una cerveza sobresaliente. Muy de agradecer el encontrar en estas latitudes emprendedores capaces de elaborar con buenas materias primas tan exquisito néctar.
La tomamos con unos snacks, para matar el gusanillo, aunque la cerveza fue la única protagonista, una exquisitez deliciosa.
Adjunto unas fotos