Como ciertas prácticas...ejem...da un poquito de asquete pero un muchito de gustete.
Pa gustos.

Impresionante vino, nada mejor para mostrar como huele el mineral de su zona.
Amarillo claro, algo verdoso pero muy poco. Aromas de azufre (no es sulfuroso, es el puro mineral!), fruta amarilla madura mezclada con ligeras notas de plástico nuevo que empiezan a aflorar... un vicio de nariz.
La boca es caótica: fresca, adictiva y con una sensación dulce/ácido tremendamente equilibrada, de libro.
Se le augura una larga vida pero... para qué más, si ya está fascinante.

Dorado pálido limpio y brillante.
Nariz de buena intensidad, que mejora y mejora con el aire. Limpia y de gran pureza, nos muestra toques florales, de frutas blancas de hueso, melocotón, membrillo, piel de cítricos, un elegante fondo mineral y un cierto recuerdo ahumado. Con más aire va mostrando unas encantadoras notas balsámicas.
Pero es en boca donde esperas a los vinos y donde este Prüm se destaca. Ligero y etéreo, sabroso, vertebrado por una acidez fresca y lineal, es largo y profundo en el final tras el que nos queda un recuerdo cítrico y mineral, con un ligero toque de dulzor perfectamente integrado. Se bebe con una peligrosa facilidad y una enorme alegría.
Dicen que la cultura del vino es la cultura de la moderación. Pues no será con este vino, desde luego, porque este vino es para beber sin moderación, en formatos grandes. Una delicia que nos terminamos antes que la cena. Y no hacemos más que confirmar la gran categoría de la añada 2007. Unos 15 euros, excelente RCP.

Como descender al mismo infierno...y volver enseguida al paraíso.
El mejor zumo de melocotón del mundo. Como cuando los melocotones tenían pelo y sabían a melocotón.