Atípico tempranillo y cabernet, no hay duda de que las sierras valencianas en manos foráneas dan estirpe a un vino concentrado, capa alta, nada especiado, destacan las confituras de frutilla negros,algo de notas vegetales y terrosidad, deja huella en el paladar con un sabor persistente, penetrante y largo, bien envuelto con cueros y torrefactos. Ingeniosa acidez que pese a la sobre maduración despunta un poco. Asombroso descubrimiento. Vale la pena probarlo alguna vez

Catado en la misma bodega del cementerio particular de Henri y Klaus, presenta a vista partículas en suspensión en una capa alta y una gama cromática que aún denota juventud.
En nariz, con una gran intensidad y después de deshacerse de unas ligeras notas de reducción, evoca torrefactos y resinas en un ambiente de frutas negras del bosque y guindas licorosas unidas al cassis, los balsámicos y la piel de animal. En conjunto es intenso, frutal y especiado.
En boca es sabroso, amplio y estructurado, con una textura que empieza a poseer una elegante sedosidad guardando todavía una suave astringencia madura de un tanino goloso que aún le alargará la vida unos años más.

Granate de buena capa. Nariz intensa y expresiva, muy bien definida, con abundante fruta negra. Balsámico, algo “carnoso”, con un incipiente bouquet en el que destacan los suaves tostados. En boca tiene buen ataque, un paso consistente, resultó sabroso, algo amargoso, fresco, con tanino vivo y cierta reducción en el retronasal. Fruta negra madura en el retronasal.