Picota oscuro de capa alta y borde atejado.

Excelente aroma, muy mineral, suave, excesivamente pastoso en boca ( quizá sea cuestión de esta botella, hará que ir viendo), muy expresivo como es propio, con mineraliad fruta y especies. Largo.

A estas alturas el vino se mantiene en buena forma.
Si cabe el tanino está más fundido, dotándol de una textura grasa magnífica y de gran golosidad. Tampoco ha perdido frescura pero ha ganado complejidad y un punto de profundidad. Está de muerte.

Fecha de la degustación, que no cata, 04-04-05.
Vista, la iluminación no era la más adecuada para realizar una cata, pero lo que sí pude ver fueron tonos de ciruela madura y un fino ribete traslúcido.
Olfato, más que un vino, un perfume. Pastelería (explosión de vainilla nada más tocar la copa, evolucionando hacia plátano flambeado y caramelo), y desembocando, tras agitar la copa en balsámicos (eucalipto, laurel,...), entre otra amplia variedad de aromas. Vino franco en nariz.
Gusto, complejo, algo sulfhídrico, denso, sabroso, glicérico, untuoso, impregna hasta el último resquicio de la boca, larga persistencia, y con una calidez final muy agradable. Tiene personalidad este vino.
Corcho, un 8.
Al vino le doy un 8,9. Es un gran caldo, a pesar del defectillo que se delata en la lengua al primer ataque y que lo aparta del sobresaliente. Lo más destacable es, sin duda, su completísima y complejísima gama de aromas.

Picota intenso con ribete púrpura.
Nariz inicialmente cerrada e inexpresiva, pero que con la debida oxigenación va desarrollándose y mostrando interesantes frutas rojas y negras en sazón, ligera acetona, buenas especias y un buen toque a garriga mediterránea y a mentol.
Boca sabrosa e intensa, con taninos bien integrados y buena acidez que le aporta equilibrio a tanta materia. Equilibrado y redondo, de trago fácil. Largo y de buena persistencia. Excelente acompañante para una comida

Color picota.
Aroma.- Intensidad media principalmente a torrefactos, ahumados, minerales y fruta muy madura.
Boca.- Potente, agradable, redondo, bien equilibrado y estructurado.
Cuestas sobre 14 €, el corcho un 7,5
Muy buena la relación calidad/precio, es un digno segundo del Clos Martinet 2001, un vino que ya esta bebible, pero que gracias a sus taninos potentes, dentro de 2 o 3 años estará mucho mejor. Me ha impresionado, lo aconsejo.

Granatoso, de mucha capa, lágrima densa.
Nariz destacable por notas cálidas, frutos negros maduros, carme macerada, faisandé y un poco de pimienta. Es una nariz compleja, sin demasiada produndidad.
En boca es agradable, de cierta densidad.
Cálido, maduro, en su punto. Con un tanino al dente.
Final suficiente.

Color rojo picota de capa alta casi sin borde.
Después de tres horas decantadado, desprende unos aromas de intensidad arrolladora a mermelada de moras, ciruelas pasas, café torrefacto, vainilla, regaliz y carne asada. Dichos aromas no están ensamblados en uno solo, sino que van apareciendo a medida que el vino evoluciona en la copa.
En boca es alcohólico y muy tánico. Debe de tener una buena acidez, ya que a pesar de tanto alcohol y taninos, se deja beber con bastante facilidad. Al final te deja la lengua anestesiada.
Creo que necesita uno o dos años más de botella como poco.

Sin decantar. Cereza con ribete violáceo. Capa alta. Intenso aroma a frutos negros, cacao, muy perfumado con hierbas de monte bajo (lavanda, romero), discretos balsámicos, algo alcohólico y con algún recuerdo mineral. En boca es seco, con un punto goloso. Con buen cuerpo, se muestra frutal, cálido y ligeramente carnoso. Bien estructurado y con cierto carácter voluptuoso, aunque con ligera astringencia y un pelín alcohólico, pero manteniéndose todo el conjunto en un buen punto de equilibrio. Muy fresco y expresivo. Buen final frutal, con agradable explosión alcohólica, recuerdos de monte bajo y chocolate. Buena persistencia. Muy bueno. Quizá algo (poco) inferior al 2000 pero sigue siendo una buena compra, aunque cada vez más caro. 13€.

Con todas las características de la zona, su mineralidad, alto porcentaje de alcohol, y potencia tanto en nariz como en boca. Hay fruta negra, cueros y maderas usadas. En boca, taninos algo secantes aún, ligeramente espirituoso, mineral, de cuerpo medio y con final amargoso. Quedé con la sensación de que se sitúa en una zona media un tanto incómoda (la del vino moderno ’simple’), en contraposición a la contrastada efectividad de los estándares de zonas clásicas en esta gama. Aun así, buen vino.

Cereza profundo, ribete cardenalicio, muy glicérico.
Nariz muy matizada, de buen recorrido, regaliz de palo, flor blanca, desván, brote, madera joven, algo de pimiento, tabaco y cacao.
En boca es potente, vinoso, parece más frutal que años anteriores, tánico aún. Persistente.