Dorado con destellos grisáceos. Limpio y brillante.
Aromas a cítricos, fruta blanca, anís, pimienta y otras especias, fósforo y minerales. La botella lleva abierta desde el sábado y el abanico ha mejorado mucho.
Frescura, carácter primario y pedregoso a partes iguales. Equilibrio. Sin tener la misma entidad que la chardonnay, el vino tiene bastante materia. Gran acidez que no destroza las encías, el alcohol tampoco se nota. Notas parecidas a las que hemos detallado anteriormente. En cata ciega, sin duda me habría lanzado hacia el Loira.
Final de intensidad media que deja recuerdos campestres.
Rico, como ya he comentado no tiene aristas y es muy agradable de beber. Y evoluciona de maravilla con la aireación.
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