Restaurante ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO) en Valencia
Restaurante ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingo y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
98 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
9.1
Precio medio entorno ENTORNO
8.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Papada de cerdo con col
Galera, cacahuete y manzana
Ostra con escarcha - Obra de arte
Calabaza, yogur y jengibre...sublime!!!
Calabaza, yogur, jengibre
Menestra
Café con leche quemada, mantequilla y nueces de macadamia
Tarantelo de Atún con cremoso de judías verdes
Brandada de Bacalao en Espuma
Opiniones de ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO)
OPINIONES
70

Tomamos el menú largo, 6 entrantes, pescado, carne y 2 postres.

*Capuccino de tomate, caballa y queso (sorprendente sobre todo por la presencia del queso al fondo)
*Ostra en escabeche con un ligero toque de ¿manzana? (combinación memorable)
*Menestra de verduras y moluscos con jugo yodado de tirabeques (no fue plato de mi gusto)
*Pescadilla en salazón con su kokotxa en caldo amontillado de perejil (este tampoco el salazón se apodera de todo el sabor)
*Arroz de caracoles sin caracoles (curiosa ejecución, más que nada un juego de sentidos)
*Huevo frito con tocino (rico pero no sorprendente)
*Rape con pepino a la plancha y cogollo de Tudela (plato mejorable pues para mi lo mejor el pepino, pero el pescado era insulso).
*Liebre royal (muy rica, jugosa y con fuerte sabor)
*Helado de yogur con jengibre y ¿melocotón? (exquisito, de los que se graba en la memoria)
*Bizcocho de chocolate, piña y sésamo (demasiado etéreo, no me dijo nada, quizás con chocolate negro mejoraría)

En general el menú lo considero de un nivel elevado pues hay elaboraciones arriesgadas. Mi crítica es que se abusa de platos con caldo, pescados o salazones y peca de monotonía. Quizás yo cambiaría más radicalmente entre plato y plato, eso sí, el ritmo del menú es excelente pero a los camareros les falta mucho rodaje. Casi parecía que les daba corte explicar los platos. Por cierto, las mignardies tampoco aparecieron (en cualquier caso ya no nos cabía más comida).
Poca variedad de panes pero buenos los ofrecidos. Sobre menaje nada que añadir a lo ya comentado y del local tampoco, simplemente excelentes.
Gran carta de vinos con precios razonablemente altos. Variedad de zonas y añadas. En particular sorprende su selección de espumosos y blancos. Parece se han dejado aconsejar por algún vecino no muy lejano.
Para la primera parte del menú tomamos una botella de Veuve Clicqot y otra de Finca Dofi 2006 (muy rico pero estará mejor dentro de unos años). Para la segunda parte del menú un Barón de Chirel (este sí, en su punto). Todos ellos servidos a temperatura correcta, envinado de copas, etc. El servicio bueno, raramente había que pedir el rellenado de las copas pues el ¿segundo? sommelier estaba muy atento. Buen profesional. Para el postre se nos ofreció un Sauternes (Chateau Climens, creo) que a dos de los tres que lo tomamos no nos gustó. El olor a podredumbre estaba muy presente. La verdad es que cada vez me inclino más por los olorosos nacionales. Por último unos Gin Tonics correctos.
Por último quiero hacer una mención especial al maitre. Magnifico profesional aclaró nuestras dudas durante la cena y además fue tan amable de hacer una visita guiada al restaurante ¡¡¡a las 2:30!!! de la mañana. Por cierto recomiendo ver la cocina, impresionante su limpieza, decoración y equipamiento (preguntad por la Thermomix). Sin duda será la mejor de Valencia.
En resumen gran restaurante al que le falta sólo un poco de rodaje. Fui invitado y el precio por persona lo he estimado.

Como profesional del sector algunas veces tengo la fortuna de visitar locales que me dejan absolutamente asombrado.
Anoche estuve cenando en aRC y la sensación que tuve fué de que ne encontraba en uno de esos grandes locales que recordamos mucho tiempo después de haber pasado unas horas en él.
Rocard y todo su equipo prepararon para asociación de sumilleres de murcia un largo menú de 14 platos, (12 salados y 2 dulces) y se fueron maridando los platos con vinos elegidos en ese momento por miembros de la asociación. Un festival, vamos.
No me cabe ninguna duda de que aRC llegará a convertirse en un local de referencia en breve tiempo, y será, igual que algunos otros locales de la comunidad Valencia, una visita obligada.
Cocina de sabor sin efectismos innecesarios. Una sala que trabaja con la sonrisa puesta y las buenas maneras. Gran bodega. Instalaciones excepcionales.
Tal vez, para mi gusto, algo elevado el precio de los vinos, pero mi filosofía parece ser otra respecto a este tema.
Muchas felicidades a Ricard, a su mujer y a todo el equipo. Son un ejemplo para todos nosotros.
(No puedo detallar el preco de los vinos, sólo indico el precio del menú)

Un local precioso con muy buen ambiente.
supongo que mos tocaria a no sotros que todo les saliese mal. pedimos 2 menus Ricart Camarenapor una confusion de la metre nos sirvieron 2 Arrop. Bueno no pasa nada.
el primer entrante un bonito en salazon con pimientos verdes muy rico y sutil. el huevo frito con tocino etc... no sorprendio nada. Arroz con verntresca la ventresca espectacular el arroz cero patatero. la dorada pasada de coccion muy seca, el royal de liebre un tanto de lo mismo muy sabrosa pero seca, los postres bien.
servicio de camareros muy atento, faltava mas ritmo entre plato y plato un ultimo apunte la segunda botella de cava estava caliente.

nos esperabamos mucho

Situado junto lo que será el futuro Hotel Palacio Marqués de Caro se encuentra ARC, la nueva propuesta de Ricard Camarena tras su éxito en Gandía. El restaurante decorado con exquisito gusto consigue integrar el neoclasicismo con la vanguardia perfectamente. Separación de mesas, mantelería, vajilla, cubertería y cristalería acorde a un restaurante de altísimo nivel.

Carta de vinos amplísima con un gran número de referencias extranjeras, por poner algún pero algo coja en vinos blancos españoles. Servicio de vino perfecto, con su correspondiente envinado.

Servicio de sala muy joven y con ganas de hacer las cosas bien, varios errores sin importancia, pero en general muy correcto.

Visitamos la impresionante cocina de ARC, decorada como el resto del restaurante, dónde ya se percibe que la velada va a prometer.

Escogimos el menú Ricard Camarena de 69 euros compuesto por 6 entrantes, 1 pescado, 1 carne y 2 postres. Se echa en falta algún snack al principio mientras decides el menú y los vinos.

El menú fue el siguiente:

BONITO MARINADO CON ESPUMA DE PIMIENTOS VERDES – Comenzamos con un muy buen aperitivo donde se percibe perfectamente el sabor del bonito, marinado en su justa medida, con una ligera espuma de pimientos.

BOQUERONES EN VINAGRE CON PIL PIL DE PEPINO ARBEQUINA – Uno de los platos de la noche y uno, que en sus varias versiones, nunca fallará en los menús de ARC mientras haya posibilidad de encontrar buen producto. Unos boquerones que parecían caballas, salados y marinados en vinagre lo justo para que pierdan la frescura y textura del boquerón.

MENESTRA FRIA DE VERDURAS Y MOLUSCOS CON JUGO YODADO DE GUISANTES – Una versión muy fresca de la menestra de verduras, acompañada de moluscos y algo de atún rojo con una sopita de guisantes. Otro plato al más puro estilo Ricard, fresco, ligero y con sabores 100% identificables.

PESCADILLA EN SALAZON CON CALDO AMONTILLADO DE PEREJIL – Un plato sorprendente por lo minimalista que es. Creo que el plato más simple que he probado en un restaurante de esta características. Un trozo de pescadilla junto con su cococha acompañada de una infusión de perejil, nada más. Cuando llegó este plato pensé... “esto no me va a convencer”, pero a medida que lo iba comiendo veía claramente que no le hacía falta nada más para ser sublime, ahora bien, sólo apto para los amantes del pescado.

SEPIONET, PAPADA Y AJOS TIERNOS – Excelente plato lleno de sabores nítidos una vez más, mar, montaña y huerta perfectamente conjuntados.

ARROZ DE CARACOLES SIN CARACOLES – Este plato lo pedí expresamente ya que se lo vi hacer en un congreso de Ricard y me quedé con ganas de tomarme un plato entero. Tengo que decir que soy amante de los arroces al dente, y siempre que preparo arroces los hago así. Pero este me pareció excesivamente duro, le faltó algo de reposo al salir de la cocina. Después de dejarlo dos minutos sobre el plato comencé a poder disfrutar.

LUBINA DE PLAYA, COGOLLO A LA PLANCHA Y AGUA DE ENSALADA VALENCIANA – Otro magnífico plato con un gran producto. De acompañamiento una versión de la ensalada valenciana, con un jugo que recordaba a la ensalada cuando te la tomabas de un día para otro que se habían potenciado los sabores gracias al agua que soltaban las verduras y se mezclaban con el aceite y vinagre. Me hubiera gustado algo más de densidad en el jugo para poder comerlo con cuchara, ya que costaba.

PRESA IBERICA EN ADOBO CON BERENJENA FRITA Y ASADA – El plato que menos me gustó, además de demasiado común el acompañamiento, el trozo de presa que me tocó estaba excesivamente duro a pesar que el punto de cocción parecía perfecto.

CEREZA, YOGUR Y EUCALIPTO – Un postre perfecto para pasar al dulce, con toque refrescantes y con un interesante juego de texturas.

CAFE CON LECHE QUEMADA, MANTEQUILLA Y MACADAMIA – Muy buen postre con buenos sabores que casan perfectamente, mantequilla, leche quemada, café, caramelo... casi recordaba a un desayuno.

BIZCOCHO DE CHOCOLATE XL, PIÑA Y SESAMO – Un bizcocho de chocolate hecho a base de chocolate y nada más, muy etéreo, casi desaparecía en la boca.

Acabamos con unos decepcionantes petit fours que no estuvieron a la altura del resto del menú. Interesante carta de infusiones.

Sin duda, un restaurante que lo tiene todo para triunfar y llegar a ser uno de los grandes no sólo de Valencia, sino también de España. Si en las primeras semanas de vida ya apunta a lo más alto, en poco tiempo seguro que dará mucho que hablar.

Restaurante de difícil acceso desde el exterior ya que , al no estar todavía inaugurado el hotel del que será su restaurante, en principio queda algo escondido. Una vez dentro, el marco es impresionante. Se combinan los restos de la antigua muralla árabe de Valencia con la decoración minimalista. Hay además, otros vestigios del pasado de la ciudad como un esplendido arco gótico que preside uno de los salones. Diferentes ambientes distanciados y separación entre zona de fumadores y no fumadores.
Mesas grandes, sillas muy cómodas y, cristalería, vajilla, cubertería y mantelería de primer nivel. Muy buena separación entre las mesas. De noche desde luego el ambiente es calido e intimo.
Cenamos un menú compuesto por diferentes entrantes y dos carnes al final:
Boquerones en vinagre con frutos secos (avellanas) y Pil pil suave.
Pescadilla con jugo de perejil
Huevo frito rebozado sobre crema de patata y trufa blanca.
Anguila con acelgas y patas de ternera
Sopa de manitas de cordero con jugo de cordero
Vaca vieja con setas
Liebre a la Róyale

De postre:
Lichy con frambuesa
Bizcocho Xl con sésamo sobre un helado de piña.

Carta de vino excelente. Excelente en variedad, precio, lectura y extensión. Muy buen servicio de vino por parte de Mari Carmen.
Servicio de sala diligente, atenta, amable y con gana s de agradar. Hay fallos de ajustes, cierta improvisación en algunas circunstancias y detalles por pulir. Pero se arreglara y, tras haber cenado lo que se cenó, esas carencias quedan en anécdotas. Pero anécdotas que hay subsanar y seguro que así se hará

Hablar de la cocina de Ricardo Camarena es hablar, siempre ha sido así (por lo menos desde que yo lo conozco), de SABOR. Sigue fiel a sus ideas y, ahora, ha desembarcado haciendo un triple salto mortal en Valencia. Pero ahora, la diferencia con Gandia, es que el triple salto es en el vacío, ahora ya no hay red. Si a todos nos sorprendió un día poder comer como se come en Arrop Gandia , no es menos cierto que , al cambiar el marco y trasladarse a Valencia , desaparecen las excusas. Y Ricard lo sabe. Y como confía en él ha decidido que ni hay red ni va a hacer falta que la haya. Y esa confianza , esa plenitud , esa creencia en su trabajo y en sus posibilidades la trasmite en todos y cada uno de los platos. No sólo no ha renunciado a su filosofía , sino que todavía se ha acrecentado más su manía, casi obsesiva, de lograr mejores materias primas. Y , por si nos quedaba alguna duda de su trato hacia esta materia , ahora investiga y amplia las conjunciones de los sabores. Y como remate final, para demostrar que esto no es sino tan sólo el inicio de una evolución con mas pilares y fundamentos , se permite el lujo de jugar con texturas. Con texturas clásicas en su cocina (como la pescadilla) y otras absolutamente innovadoras (bizcocho XL ).
Y después de ofrecer excelente materia prima, cocción perfecta, conjunción de elementos que potencian su sabor y el juego de texturas al servicio de su finalidad el resultado es sencillamente Impresionante. Aquí ya sólo se hablan palabras mayores. Las ligas menores que con tanta facilidad ganaba y arrasaba antes han desaparecido. Arrop en este restaurante presenta credenciales para jugar la Champions, pero ojo, la Champions a partir de cuartos de final. Lo demas ya ha quedado atrás.
Ricard demostró muchas cosas durante mucho tiempo, pero , ahora , en un marco impoluto y que puede competir con cualquier otro sitio en el mundo, no sólo no se ha aburguesado , sino que ha dado un paso adelante y , sin renunciar ni un ápice a lo que le ha hecho grande, ha evolucionado para codearse con el Olimpo. Y si sigue así , lo hara. Esta lanazado en una cocina profunda, directa y , sobre todo original, muy original. La materia prima es excepcional y se trata de forma excepcional. La técnica en los fogones es perfecta. La imaginación sobra y siempre esta al servicio de alcanzar la meta soñada . Se juega en la presentación cromática de los platos y , no me cansaré de decirlo, en las texturas que se mezclan en cada plato. El resultado es , emho , que Arrop no es un restaurante de Valencia. Para mi es el Restaurante de Valencia
Valencia necesitaba este restaurante y este restaurante necesitaba Valencia. Ahora ya se hablan palabras mayores de verdad
No puedo opinar de precio porque no pague yo.

No creo que sea mucho arriesgar decir que Ricard Camarena ya es uan realidad con éxito en esta aventura.
El local simplemente me encantó. La austeridad de la decoración (tono gris) y algún lienzo de espejos resaltan los restos arquelógicos que contiene. Muy buena separación entre mesas (magnífica cubertería y vajilla) y correcta iluminación.
Servicio muy bueno por parte de la maitre. El resto es joven pero con ganas. Tienen despistes que se quedan en anécdotas divertidas y que en poco tiempo habrán superado.
La carte contiene tanto creaciones modernas como clásicos de Gandía. Además contiene dos menús: Uno corto con tres entrantes, un pescado, una carne y un postre (más clásico); y otro más largo con 6 entrantes, un pescado, una carne y dos postres (más moderno) a 69€.

Pedí este último:

Entrantes:
Bonito marinado con emulsión de pimiento verde (espectacular la testura del bonito)
Ostra girardeau ligeramente escabechada (muy elegante el sabor)
Boquerones en vinagre y pil-pil de pepino (nuevamente espectacular)
Pescadilla en salazón con jugo amontillado de perejil (bien, pero no le vi mucho la gracia)
Sepionets con panceta y emulsión de ajos tiernos (explosión de sabor a mar en parte compensado por la panceta)
Arroz de caracoles sin caracoles (Ricard es un maestro con el arroz; intenso sabor)

Pescado:
Lubina con jugo de ensalada valenciana (lo peor sin duda; el taco de lubina anodino y con una testura demasiado prieta???)

Carne:
Presa ibérica macerada con berenjena asada y frita (taco de presa tierna muy bien pasada por la plancha)

Postres:
Cereza, yogurt y eucalipto (acertada combinación de sabores)
Café, leche quemada, mantequilla y nueces macadamía (nuevamente agradable)

Servicio del pan bueno, con tres variedades muy buenas.

Servicio del vino: Gran carta de vinos con precios aceptables. Muy actualizada tocando casi todas las DOs y con variedad de vinos de otras nacionalidades, especialmente sorprendente la representación francesa. Tomé Artadi Viñas de Gaín Blanco 2006 (24€), perfectamente servido en copa Spiegelau. Atentos a rellenar.

Al final de la cena estuve ojeando la carta de vinos de postre, licores, cafés, infusiones y puros realmente buena.

Pedí una infusión que me sirvieron con unas chuches (más bien discretitas).

Precio total: 97.50€ (inc. IVA, servicio, vino y agua)

Todo auguraba éxito, sin embargo para mi sorpresa la visita a Arrop en Valencia, supuso una sorpresa no por lo concienzudo que se ha decorado el local, con juegos de espejos y cristales, detalles vanguardistas como las pantallas de cristal liquido en las paredes de la bodega, los diversos salones mezclando diseño e historia con las murallas romanas en perfecto estado de conservación como fondo en el restaurante, la comodidad de las sillas, el trato atento y agasajador del personal, en fin detalles sin "importancia" teniendo en cuenta lo que a continuación me esperaba mi verdadera sorpresa, puesto que no había tenido la ocasión de probar la cocina de Ricard Camarena, y eso que he sido privilegiado de probar platos y cocinas de lo más reputado de España,...
Ahí va la selección que se nos hizo con confianza plena en Ricard y su mujer Mari Carmen siempre atenta al servicio y con exquisito estilo a la hora de envinar las copas y servir los vinos:
- Jamón joselito para empezar, finamente cortado con sabiduría y experta mano, lonchas sudadas por su propia grasa en el mejor momento para sentir la plenitud de aromas y sabores de esta excelente pieza.
- Espuma de pimiento verde con ventresca de atún fresco, con un fondo de bayas de uva.
- Ostra con frutos secos, envuelta en gelatina de agua de mar y espuma de escabeche, este plato me hizo levitar por lo conjuntado que estaban los sabores y la suavidad del escabeche marcando el ácido acetilsalicílico con un equilibrio perfecto.
- Boquerones en vinagre con pil-pil de cítricos y frutos secos y granos de uva como aderezo (repetición, una lástima).
- Gacha de tocino y caviar beluga. Sin sobrepasar el sabor de grasa a los yodados del caviar, me pareció una excelente idea como combinación, nunca antes experimentada.
- Chipirones (sepionet?) plancha sobre un lecho de panceta de cerdo y tropezones de pan frito, todo ello ambientado en una espuma de pepino. Magnífico.
- Consomé de cordero, con menudillos y ajos tiernos, para relajar el estómago y darle calor.
- Parmentier de nabo y trufa con una gelatina de pulpo, para mi gusto un poco pesado el plato, no obstante creatividad absoluta.
- Fideuá con bogavante azul de textura fresca, con un sabor intenso gracias al bien elaborado fumé de caldo de bogavante y pescado.
- Arroz con calabaza y caracoles. Este plato me llamo mucho la atención puesto que los caracoles no se ven y el sabor fuertemente adherido a los granos de arroz es extraordinario parece inyectado, además del típico toque picante con el que se cocinan las tradicionales "baquetas", el grano de arroz en su punto, crujiente en la capa externa y perfectamente cocido en su interior. Un maestro arrocero!!!
- tonyina de sorra (morrillo)amb fesols. Sublime el sabor del atún, algo inigualable a otro atún que hubiese probado antes.
- Conejo de monte en sangre a la royal con peras (parecian unas buenas butifarras de sangre fritas, la verdad!!...)
- helado de cereza (para mi gusto demasiado fuerte!!) con crema helada de yoghurt y eucalipto. Buena combinación, refrescante y digestiva.
- Por último y no menos sorprendente el biscuit de chocolate, avellana y sésamo con la forma de una roca, como si se tratase de una porción de la muralla. Buenisimo, y nada pesado.
Lectores para mi se escapó el detalle de describir los petit-fours, puesto que nos relajamos con el café y el elixir vínico que restaba en las copas.
No un 10 sino un 100!! Salvando lo del cortapuros que no se encontraba por ninguna parte, supuestamente algun cliente desaforado con el precio, que desconozco por tratarse de cena de negocios pero con conocimiento de que es alto,...

Con estos y otros pormenores, solamente augurar grandes logros y éxitos, manteniendo la altísima línea gastrónomica, y el genio culinario de Ricard, con la elegancia y estilo de su mujer Mari Carmen en la sala. Mucho de que hablar,...

Nada mas conocer la apertura del Arrop en Valencia decidimos ir, ya lo conociamos de Gandia, local muy moderno, en linea con lo que se lleva ,decoracion minimalista, en invierno la sensacion puede ser algo desangelada.Pedimos menestra de verduras y moluscos,13 euros, la menestra tambien era minimalista , ostras escabechadas,10 euros, buenas, sepionet ,tocino y ajos , ni fu ni fa , 12 euros.
De segundo, tomamos cochinillo, 25 euros, y rodaballo , con salsa de pollo ?, 23 euros,
el cochinillo bueno, sin sorpresas , igual se puede comer en muchos restaurantes y el rodaballo normal.
De postre calabaza yogurt y jengibre, y cafe con leche quemada, buenos los postres
Tomamos cava Can Rafols y cafes
Dificultades en tener la copa llena , siempre a peticion a los camareros, al igual que el pan
Esperabamos algo mas debido a la fama que tenia este restaurante, en Valencia tiene mucha mas competencia, esperamos que la crisis pase pronto o que lleguen muchos turistas al hotel de proxima apertura, sino con estos precios ,es dificil que se pueda mantener mucho tiempo, le daremos algo mas de tiempo para volver y seguramente nos hemos equivocado o no hemos tenido suerte en la seleccion de la carta, que por cierto nos parecio bastante corta.
Por cierto, cuidado al entrar, dos clientes se dieron de frente contra el cristal.

Antes que nada hacer incapié que la C/. Almirante (no Almirante Cadarso ni otra similiar), se encuentra detrás de la Catedral hacie el Palacio del Almudín y se sigue unos 150 metros recto en dirección hacia bajo y el la misma curva de la calle Almirante se encuenta ARROP.

Bien, dicho todo esto empezamos dicendo que el restaurante se encuentra ubicado en el subsuelo de lo que vá a ser el Hotel Palacio de Caro, local rústico-modernista muy bien decorado con fondo de las murallas antiguas de Valencia y un arco gótico casi central de decoración. Muy atentos al entrar nos esñaron todas las intalaciones, alguna en obra que seguramente terminarán esta semana, y una ligera por la cocina. Ofrecen un menú para mediodía de 45€ y otro para de la noche de 65€ que fue el que tomamos:
- Atún marinado con emulsión de pimiento(muy bueno).
- Boquerón con pil pil de pepino (bueno).
- Sepionet con panceta ¿¿??.
- Guiso de setas con bacalao (CANTAHRELLUS, je, je; boletus edulis, etc.)
- Arroz de caracoles sin caracoles.
- Lenguado con amanita cesárea (exquisito).
- Presa de ibérico con berenjena (muy buena).
- Leche con frambuesa (Ummmmmmmmm).
- Cafe con leche y tomate con helado de leche quemada (bueno).
Para beber tomamos 1 copa de cava, vino blanco Xarelo Pairal 05, un copa de tino, y agua.
FALLOS: 1.-Se despistó el servicio y nos mezcló nuesta agua sin gas con otra con gas de otra mesa. 2.- Nos nos sirvieron los petits fours y nos los cobraron pero nos dimos cuenta ya en casa. 3.- Nos cobraron también una razión más de pan, y 4.- Al llegar nos recibieron en la puerta y nos iluminaron la entrada, al salir no se molestaron en encender la luz y nos ibamos comiendo alguna que otra escalera.
Entendemos que están en obras, que acaban de comenzar y que pueden andar un poco nerviosos, por lo que perdonamos estos fallos, si los corrigen ya decimos que la 1º michelín está a la vuelta de la esquina. Por último salió Ricart a saludarnos y le comentamos lo bien que habíamos cenado, lo bien y original que les estaba quedando el local, que no se habían olvidado de servinos los petit fours (ya hemos dicho que nos pensabamos que no nos los habían puesto por despieste pero luego en casa vimos que nos los habían cobrado), Ricart no dijo que lo tendría en cuenta y que la próxima vez en vez de petitsfours serías petis eights. Un saludo.

Ricard Camarena ha visto por fin cumplido su sueño de abrir un restaurante hecho a su medida que subsana en un principio todas las limitaciones del anterior local.

En un privilegiado enclave, en pleno núcleo fundacional de Valencia, y dentro (o podríamos decirlo alreves?) del todavía en construcción Hotel Palacio marqués de Caro, nos encontramos con el restaurante donde se ha conseguido integrar a la perfección, la última tecnología y una decoración de vanguardia, donde priman los diseños depurados y sencillos, en un inmueble en el que cada piedra de sus muros, que albergan parte de la antigua muralla, nos transporta a otros tiempos.

De momento y a falta de poner indicaciones, es bastante fácil perderse para llegar, incluso estando cerca no da la impresión que allí haya un restaurante. Dispone de varios comedores, alguno de momento cerrado al público, y un recibidor con una zona para poder sentarse a tomar una copa. En el comedor principal, mesas perfectamente vestidas y muy buena separación entre ellas, cubertería de plata y excelente vajilla.

Optamos por el menú degustación formado por un aperitivo, 5 entradas, pescado, carne y 2 postres (65€), además de obsequiarnos de algún plato adicional.

Empezamos con el Capuchino de tomates asados, caballa en salazón y queso de Almedijar. Ricard ha eliminado del menú degustación los snacks que ofrecía en el anterior local y en su lugar ofrece un aperitivo impactante, que combina la suavidad de la espuma de tomate, con la melosidad de la caballa y la suavidad del queso. Excelente comienzo.

-Boquerón en vinagre con pil-pil de pepino. Unos boquerones de un calibre considerable acompañados por unas nueces de macadamia tostadas y un pip-pil ligero de pepino. Un plato perfecto.

-Bonito curado con emulsión de pimiento verde, sardina de bota y uvas. La emulsión de pimiento verde suavizaba el sabor del bonito y de la sardina. Eche en falta alguna que otra uva más (solamente me encontré una), ya que le daba un interesante toque dulce al conjunto.

-Menestra fría de verduras, moluscos y jugo yodado de tirabeques. Plato espectacular visualmente, tanto por el cromatismo de los ingredientes, como por la vajilla. Es el plato que menos me gustó. Lo noté demasiado plano, con falta de contraste. Seguramente influyó que la combinación del jugo yodado y de los moluscos, me recordó a los platos con sabor a mar que tanto de moda se han puesto últimamente y que no me convencen en absoluto.

-Sepionet, tocino y ajos tiernos. Debajo de una presentación intencionadamente descuidada se escondía otro plato de producto, perfectamente ejecutado. A la combinación acertada del sepionet y el tocino, le acompañaba una muselina de ajo y unos ajos tiernos.

-Sopa picante de cordero. Consistía en unas manitas de cordero, con un extraordinario caldo de cordero especiado con comino y cayena. Otro plato con un sabor extraordinario

-Arroz de habas y hierbabuena. Aquí parecía que no habia arroz, ya que estaba escondido debajo de la espuma de hierbabueba. Acompañaba al arroz unas galeras, todos los ingredientes en perfecto equilibrio para que en la última cucharada pudieras tomarte una cosa de cada.

-Mero negro, cogollos a la plancha y jugo de ensalada valenciana. Perfecto el ligero toque avinagrado del jugo de la ensalada, que según Ricard es el jugo que queda de las ensaladas de un día para otro y que no acabamos de comernos, pero que coge toda la sustancia de las verduras.

-Presa ibérica en adobo , Berenjena frita y asada, jugo de Fondillón. Plato clásico del Arrop que ya habia probado en Gandía.

-Leche estofada y reducida,frambuesa-sándalo. Primer postre que consistía de una crema dulce resultado de reducir la leche muy lentamente con un contraste ácido que le daba una gelatina (quizás algo gomosa) de frambuesa.

-Yogur-cereza-pictolín. Otro postre que mezclaba una parte láctea con otra frutal, en ese caso un helado de cereza, creando de nuevo un contraste dulce-ácido con el aporte refrescante de pictolín.

-Bizcocho de chocolate-piña-sésamo, que realmente era una especie de mousse de chocolate casi etérea que de deshacia literalmente en la boca y al que le acompañaba una crema de piña. Podría decirse incluso que era un postre refrescante, a pesar de llevar chocolate, ideal para acabar un menú degustación largo como este. Una obra maestra de postre como colofón de la cena.

Servicio muy profesional, que ya funciona como un reloj Suizo, con una perfecta sincronización entre cocina y servicio, en el que el ritmo del menú lo pone el comensal. Llama la atención la delicadeza a la hora de colocar y retirar los cubiertos y platos, sin hacer apenas ruido, además de colocar todos los platos a la vez en ambos comensales, cosa cada vez más rara de ver en los restaurantes. Parte de culpa la tiene el equipo ya rodado que se ha traido Ricard de Arrop.

Respecto al vino, carta completísima y extensa, precios correctos aunque todos a más de 20€, copas Spiegelau y excelente servicio con envinado incluido de las copas y en el que no dejan nunca la copa vacia.

Por poner algún pero, me parece un poco excesivo el precio de 4,5€ por el servicio del pan y los petit fours, que en mi opinión debería de incluirse ya en el precio del menú y la habilitación urgente de la zona para no fumadores.

En definitiva, parece que el nuevo proyecto de Ricard Camarena va en serio. Lo confirma el lleno que estan teniendo casi todos los días de la semana, a pesar de la poca publicidad que se ha hecho y de la difícil localización.

Enhorabuena a todo el equipo

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