Peña La Verema

Vinos de Extremadura: buscando la calidad al mejor precio

Con un frío y una humedad que calaba hasta los huesos nos fuimos hasta Casa Pepico (Barrio Roca, Meliana) para recibir, como cada año, la Navidad. Huyendo de martilleantes villancicos premonitorios, luces excesivas y festivas aglomeraciones laborales, nos pusimos en manos de Salva del Saz como organizador de la cata y de Pepe como anfitrión que nos acogía.

Salva del Saz nos preparó una cata sorprendente. La sorpresa fue el origen de tres de los cuatro vinos: Extremadura. Un vino de la D.O.Ribera del Guadiana y dos vinos de la tierra de Extremadura, sin DO. El cuarto vino, quizás como referencia en la que mirarse, un Rioja de nuevo cuño.

Interpelado sobre el criterio de selección de los vinos Salva contestó vagamente y de forma algo abrupta, sin embargo pudo adivinarse el criterio que le guió: la búsqueda incesante, como en todos nosotros, de la famosa relación calidad precio.

El valor seguro -¿seguro?-, Remírez de Ganuza reserva 1995, ganó la cata, eso sí. Sin embargo, la sensación general fue un poco de vino que defraudó. Gustó, pero no emocionó, y con el precio que tiene ...

Torre Julia reserva 1998, como aquel que dice recién llegada la botella, obsequio de José García de Bodega las Granadas, con la contraetiqueta de la D. O. acabada de pegar, se presumía iba a ser un vinazo extremeño. En cambio, quedó muy próximo a sus vecinos más modestos en precio: el registro en nariz no es muy intenso pero es complejo, con fruta roja, lácteos (yogur), anisados, pero en boca es algo amargo y desequilibrado.

El Viña Jara 1999 y el Viña Santa Marina 1999 son vinos entre 3 y 5 euros, que, aunque a veces parezca mentira, siguen existiendo. Los dos mantuvieron muy bien el tipo sorprendiendo muy gratamente sobre todo el Viña Jara, un vino cubierto (casi negro), complejo en nariz con notas de frutas, regaliz y madera, ¡por sólo 3,37euros! El Viña Santa Marina 1999 fue, sin duda, el vino más flojo de los cuatro.

Notas de cata

Remírez de Ganuza reserva 1995

Rojo cereza intenso. En nariz destaca notas de madera (ebanistería), cuero y fruta madura. Es amplio en boca, con notas especiadas y buen recorrido en retronasal.

Torre Julia reserva 1998

Rojo picota tonos morados. En nariz no tiene mucha intensidad donde destacan las notas de lácteos (yogur de fresa) y de anís. Tiene un buen paso por boca con un final amargoso.

Viña Jara 1999

Picota oscuro con tonos violáceos, bastante cubierto. Buena nariz: confitura de cerezas negras, mora y grosella, algo alcohólico, y notas animales. Corto en boca, pero equilibrado, tacto sedoso, con ligero amargor final.

Santa Marina 1999

Color rojo rubí de media capa. En nariz y boca se muestra algo corto (floral, pimienta verde, regaliz). El final es algo astringente y ligeramente ácido.

En la cena Pepe Ferrer nos trató igual de bien que siempre, incluso mejor, porque nos sorprendió con dos auténticas primicias de bodegas Celler del Roure en Moixent (D.O. Valencia) donde Pablo Calatayud quiere hacer grandes cosas. Lo que probamos son las primeras o segundas pruebas de ensamblaje. Según su elaborador, van a cambiar bastante cuando salgan al mercado dentro de unos meses.

El primero, Les Alcusses 2000, está elaborado a partir de seis varietales diferentes y es la apuesta más modesta de la casa. El Maduresa 2000 merece mucha mayor atención. Se trata de un coupage de cabernet sauvignon y mandó (varietal autóctona de la zona de la que quedan unas 250 cepas y que Pablo está empeñado en recuperar) con un año de barrica. Un vino muy cubierto, sutil con maderas muy integradas, toffe y torrefactos sobre fruta muy madura y con magnífico retronasal donde la fruta madura, casi pasificada, está muy presente. Complejo, equilibrado y original. Muy prometedor. Habrá que estar muy atentos a esta bodega en el futuro, que está siendo asesorada por una famosa familia enológica de raíces valencianas (y no es por patrioterismo barato, sino por dar algunos datos).

Si la última vez que estuvimos en Casa Pepico estuvimos cenando con Dehesa la Granja, hoy tocaba el turno a la aventura manchega de Alejandro Fernández: El Vínculo 1999. ¿Qué decir de Alejandro Fernández y sus vinos? ... Este es otro estupendo vino, muy en su línea de calidad a buen precio. Nos pareció a todos que la Tinta de Toro aguanta mejor que la tempranillo/cencibel manchega las crianzas de Don Alejandro. El Vínculo no tiene, quizá, la carnosidad de esas frutas rojas intensísimas del Dehesa de la Granja y resulta al final un vino algo menos expresivo que éste. En fin, este hombre no engaña a nadie: honradez y coherencia.

La cosa continuó con un detalle para los que no pudieron "tocar el cielo" en la cata anterior, un poquito de Priorat: Clos Mogador 1998. Vaya vicio e hipocresía de los que sí estuvieron.

En los postres fuimos obsequiados con la excelente repostería de la mujer de Pepe, acompañando con un Casta Diva cosecha miel 1999. Terminamos la velada con un obsequio navideño de Pepe y, como no, con varios magnums de Agustí Torelló Brut Nature 1997.


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