Estuve a punto de marcharme, pero dada la hora y la dificultad para encontrar otro restaurante interesante en una ciudad que no conoces y ademas en plena fiesta mayor... hizo que nos quedásemos. Fue verdaderamente patético.
A mi también me parece muy curioso y difícil de entender su manera de gestionar el consumo de los bogavantes...
Saludos