Pues vaya desilusión, porque a priori la cosa hubiese podido presentarse muy bien vistas las características del chef. Era un restaurante que tenia en cartera por si un día podía escaparme a Tavertet... Ahora ya tengo muy claro que no iré. Lo del rodaballo congelado no tiene nombre... Menos mal que el pan estuvo a la altura, he leido algunos buenos comentarios sobre Miquel Saborit en la red. Bueno, la próxima seguro que será mejor.
Un abrazo