Muy entusiasta el sumiller, lo vive demasiado quizá. Los vinos pues un poco de todo, alguno sorprende para bien y algún otro hay que devolverlo a corrales, pero bueno, por lo menos apuestan por una línea que les define y eso me gusta, tanto en cocina como en vino. La última vez que estuve (en octubre) el magret estaba perfecto de punto, aunque lo que más me gustó fueron los callos…
Saludos,
Eugenio.