Y con la pila de cocineros que había, imagínate.
Yo creo que al menos 8 cocineros distintos pasaron por allá.
Uno de ellos, chileno. Y entre éste y el sumiller de Biarritz, nos enterábamos de algunas cosas que comíamos, lo que pasa es que a veces ni ellos sabía explicarlo porque no sabían ni lo que era. A ver cómo nos iban a explicar lo que es salsifí, o acedera, o asperilla, o uva-espina o colinabo... Los traductores de los móviles echaban humo.
Un abrazo