Es el problema en España : los vinos blancos salen fríos y los tintos a temperatura ambiante. En el afamado restaurante de Madrid, " Casa Botín ", tuve que pedir una cubitera con hielo para enfriar una botella de Imperial Reserva del 2000, excelente acompañante del cochonillo asado. Suelo viajar con un termómetro de bolsillo : la mejor manera de convencer al sumiller con las cifras en la mano. Por cierto, ¡ el calor no te quita el apetito ! ¡ Caray ! comes como un ogro.
Saludos gastronómicos / Alain