Dos de las grandes en Jerez y Sanlúcar, pocas experiencias en una bodega pueden ser más gratificantes que estar catando botas con Eduardo Ojeda y su venencia. Precisamente mañana tengo una cata con él y con Alvaro Girón sobre encastes Valdespino-Macharnudo y La Guita-Miraflores. Por cierto, pocos vinos me han impresionado más que La Guita de los 50-60’s. Envejecen con una grandeza inusitada. En aquellos tiempos eran Manzanillas Pasadas. Creo que ahora La Guita está viviendo una nueva época dorada, viejas manzanillas y amontillados que de vez en cuando nos obsequian como Navazos aparte…
Un saludo,
Eugenio.