A mí también me lo pareció aunque la competencia lo intentara pero es que es imposible poder con la historia embotellada que simboliza González Byass. Además de mi rendida admiración por el viejo Fino Tío Pepe, me impresionaron mucho los vinos de añada, no los había tomado nunca.
Y como no, el lujazo de tener a Antonio. No me imagino la de veces que seguramente deberá repetir las mismas historias (a lo mejor no todas pero sí muchas) y las hace nuevas cada vez, es como un actor que se sube noche tras noche al escenario y en cada una de las representaciones brinda una actuación tan fresca como la del día del estreno.
Un saludo,