Poco que añadir a la como siempre espléndida crónica realizada por Josep.
El lugar elegido para la cata no podía ser más acertado, ya que se juntó la calidad de los platos, el buen servicio y por supuesto el entorno del comedor acompañados de esos muros de la época romana.
De los platos servidos me quedo sobre todo con el primero: el erizo relleno con crema y tropezones con un potente sabor a mar. A destacar también el plato de pasta fresca, auténtica pasta que sólo en muy pocos sitios te la pueden servir con esa calidad.
Y de los vinos, pues me quedo con uno de los pocos que conseguí acertar la zona, el de Jura, un vino que me gustó mucho, muy mineral y con buena acidez. A destacar los Riesling, que cada vez me gustan más, y sobre todo la magnífica relación calidad-precio de esos Selbach-Oster catados en la cena.
Por último aplaudir la iniciativa de abrir el número de participantes, que dio un aire más lúdico si cabe a la placentera tarea de comer y beber, que siempre se disfruta mejor en buena compañía.
Y no me olvido de agradecer a los organizadores el esfuerzo que supone organizar una cata tan numerosa.
Nos vemos en la próxima.