Y qué lugares de tan magnífica belleza son. Si de día te alucinan sus múltiples tesoros, por la noche te hacen viajar en el tiempo. No me canso de visitarlas a la menor ocasión.
Esos flamenquines, cuando están bien hechos, son una delicia. La pena es que no son fáciles de encontrar como dios manda. Eso sí, siempre con una cervecita. Habrá que probar con un generoso.
Estás de ruta?
Saludos