Estupendo trabajo, Mara.
La verdad es que fue una cata única. Probar verdaderas joyas, escuchar a los elaboradores, el lujo de contar con Pedro para dirigir la cata... Incluso la inesperada intervención de Julio, al que deseo una recuperación completa, y la ceremonia de degüelle del Marqués de Riscal 1958: ¡Maravilloso!
Gracias por compartir los recuerdos.