Sí! Ese detalle es definitivo!
Cuando salgo y digo: "Aquí tengo que traer a Teresa"... Eso es la prueba del algodón.
Lo cojonudo es que en este caso, nada más entrar lo pensé: "A Teresa le va a encantar". Y ya, cuando comí y bebí tal como comí y bebí... Ni te cuento.