En efecto Mara,
Ya hace años que me di cuenta que es imposible controlar todos los riesgos a los que nos enfrentamos en el día a día. Además, si uno se obsesiona, entonces termina por no hacer nada, por no salir de casa y por no vivir ni disfrutar. Y quedarse en casa tampoco es sinónimo de seguridad, no es el primero que se ha subido a una escalera para reparar una lámpara, cambiarla, limpiar los altillos de unos armarios y ha tenido mala suerte, se ha tropezado, caído y se ha roto un brazo, una pierna o directamente, de un mal golpe, se ha quedado en el sitio (o lo que comentas de la cornisa del edificio o una maceta que se cae de un balcón,... hay mil peligros y mil accidentes que pueden darse en la casa de uno o muy cerca de ella).
Un abrazo,
Juanjo