Me parece casi imposible q haya ocurrido este desgraciado accidente en una persona enóloga, la cual -en su vida profesional- debe haber pisado, limpiado y bazuqueado miles de veces los depósitos, los tinos y las barricas de muchas bodegas, peró a veces el destino es el q manda y nos deja una impotencia tan grande en poder solucionar lo q nunca tiene solución como es la de devolver la vida a una persona como Nerea, tan joven y tan admirada por sus proyectos, q sólo nos queda pedir fortaleza a su familia para poder sobrellevar este durísimo golpe y q jamás se olvidará por muchos años q pasen.
Un abrazo muy fuerte a toda la familia y amigos q la conocieron.