En efecto, Nacho nos comentó que nos había puesto algún clásico de la casa junto con nuevas creaciones para ver un poco la evolución de su cocina. Las pochas me parecieron de vicio, absolutamente celestiales. Y el Royal de foie nos dejó alucinados. Creo que nunca he comido un menú con esa tremenda calidad y sobre todo consistencia y regularidad en Cantabria, puro equilibrio, producto de primera, juntando recetas tradicionales y técnicas modernas, con capacidad de sorpresa. Quizá Enrique Galarreta en sus mejores tiempos de Ramales o Jesús Sánchez con el antiguo Molino de Puente Arce pero…a este nivel yo creo que no ha llegado nadie en Cantabria. Y en cuanto a la RCP…insuperable.
Ya puestos a rizar el rizo, si Nacho Solana se dejase aconsejar un poco por Andrés Conde en materia vinos estaríamos ante un restaurante de auténtica locura, de peregrinaje obligatorio…si no lo estamos ya, claro.
Saludos,
Eugenio.