Buenos días: contesto a Mara un poco tarde, pero es que hasta este mes de mayo no he podido ahorrar lo suficiente como para permitirme el placer de probar el Celler.
Mara: coincido 100% contigo. Me quedé a las puertas del paraíso. Tengo muy buenos recuerdos gastronómicos del Celler, y lo recomendaré sin duda a quien ame este mundillo, pero me pasó exactamente lo mismo con el servicio del vino: tuve que hacer gestos para que me llenaran la copa en varias ocasiones, y no a quien atendía nuestra mesa, sino a otros camareros que había por la sala. Sinceramente, prefiero servirme yo misma el vino y beber cuando me apetece que estar pendiente de que alguien venga a llenarme la copa.
Aparte de eso, y de que la trilogía de pichón y el helado de masa madre me dejaron indiferente, aluciné con algunos platos como la ensalada de ortiguillas y espardeñas, la mandala de cordero, el jarrete y la manzana de feria. Un 10.
Besos,
Ana.