Llevo tiempo diciéndolo y no hay manera: mi cuerpo pide ya descaradamente el paso por algún asador. Por aquí no prodigan y, con la moda de los gastrobares y demás a la que yo mismo he sido el primero a puntarme, le estamos haciendo un feo considerable a la carne carne. A ver si le pongo solución.
Enhorabuena por el comentario.