Me quedo (en realidad con todo) con lo de bonito por fuera y por dentro. Pienso que no se debe descuidar el producto, y ganar al cliente, más con la imagen, que con la calidad. Pero me alegro porque en definitiva, lo que demuestra, es el gran valor que tiene el AOVE. Un bodeguero, hará ya unos 20 años, me decía. Algún día veremos el aceite de oliva en tarros pequeños, llenos de grandeza y salud en la farmacia, entonces y solo entonces algunos sabrán valorar este gran tesoro.