Amarillo ambar de ribete cobrizo, muy denso.

Intensidad media, nariz muy madura con recuerdos de membrillos, melocotones y albaricoques, mucho almíbar y toque de moscatel dulce acompañado de rosas y jengibre.

Boca en contraste claro con la nariz, sabe a barro pronunciado, corto de acidez, todo sin ligar, muy desequilibrado.

En su inicio se muestra delicado, fragante, aromático, con una intensidad medida. No hay una explosión frutal para ser un 2012, pero para nada esta muerto, simplemente es diferente. Hay un destacado aroma a cuadra limpia, a barro húmedo, a huesos de cereza. Su impronta no es tan juvenil, se muestra serio, con nervio, la fruta se entremezcla con las flores, en forma de moras y violetas. Al tiempo es un vino que se transforma, cambia con la temperatura, es radicalmente distinto. Se torna fresco y te inunda de naturalidad.

En boca desde el principio es todo un placer, la fruta es madura, el alcohol cálido, la acidez fresca y muy singular, parece desligada del conjunto, pero no lo esta para nada. Tiene personalidad propia, es original. Es suave, delicado y potente, para despedirse de forma elegante y con gran persistencia. Es un vino de inicio a final, pude ser una copa desenfadada o un final de cena, profundo y serio. Al tiempo y con 14-16 grados el vino es todavía más fresco, pura golosina, el alcohol se pliega y deja espacio a la acidez, el vino se convierte en una delicia, podría ser un rosado.

Con 16-18 grados el vino rescata una faceta más espirituosa y balsámica, orejones de albaricoque y violetas. Aroma de humus, hollejo y atisbos de fresitas, lirios y cascara de mandarina seca, cerezas, lavanda y clavelines chinos. Un placer.