Con un 40% de tempranillo y un 40% de garnacha, y complementado con un 10% de garnacha y otro 10% de viura, el vivo tiene un bonito color granate, bastante oscuro y vivo. La nariz tiene profundidad, es intensa, bien definida, con notable complejidad, abundan las notas de fruta madura pero frescas, sobre todo en la gama de la fruta negra, hay también matices especiados, toques de flor morada (pensamientos), suaves tostados y algo de cedro. En boca tiene buen ataque, con volumen, atractivo, pasa ligero, aunque resulta estructurado, con buena acidez, está muy bien perfilado, es largo y con un suave pero atractivo toque mineral.

Tenía ganas de probar este vino de David Sampedro que, según dicen, cuenta con dos parcelas calizas, tierras muy blancas con biodinámica el mayor número de años. La viña principal es La Abejera, una finca plantada por su abuelo en el 1929 (Antonio Gil) fundamentalmente con cepas de tempranillo; la segunda es una parcela de nueva plantación (1999) con cepas de graciano. Color rojo picota con ribete violáceo. En nariz aromas florales, a fruta roja, arándanos, especias y café. En boca tiene un buen ataque, es muy frutal, largo, sedoso, pleno, redondo con la madera bien integrada. Muy bien de acidez. Un buen vino, que debido a mi impaciencia, no lo he conservado, pero es un vino para guardar en botella y disfrutarlo en condiciones mucho mejores.