Nos muestra un chardonnay más intenso en boca que en añada anteriores.

Tras unos meses sin probar absolutamente nada de Enate, retomo esta ejemplar bodega de Somontano, una vez han pasado la fase de reestructuración. De nuevo la cata de una de las referencias con etiqueta del pintor de Pepe Cerdá.

Nos muestra un chardonnay más intenso en boca que en añada anteriores. Continua su carácter graso, aunque nos enseña su perfil más nervioso. En nariz los aromas de manzanilla, camomila dominan, bien acompañadas por notas cítrica y fruta maduro con carácter caribeño. Su acidez nos permite disfrutar de su frescura, con cierta salinidad y amargor al final. Un vino para acompañar marisco, desaconsejando pescados grasos, debido a su textura, que no termiría de romper. Atractivo, aunque menos profundo que el 2008.

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