Botella borgoña y etiqueta blanca con una liebre como icono de la bodega. Bodega desaparecida, por cierto.

Color dorado intenso, brillante, con tonos ocres y una densa lágrima.

Aroma de intensidad media, fruta muy madura (nísperos, ciruela amarilla...), notas de almíbar y fruta escarchada (corteza de mandarina).

Untuosa entrada en boca, bastante más plano que en nariz, aunque tiene un punto acentuado de dulzor que lo prolonga en postgusto y compensa su justa acidez.

Sus faltas se dejan notar en boca, que es donde siempre dan los primeros síntomas, pero resiste como un campeón.

Amarillo dorado pálido muy brillante.

Primer golpe en nariz de pelo de caballo mojado. Luego ya entra el cuero, el jazmín, la mandarina, toques minerales y los lichis al fondo.

Curioso ataque, algo diferente y no se explicar muy bien el porqué. Parece que va a llenar el paladar pero no lo hace, parece que va a obturar pero pasa ligero… Sedosillo, notas de naranja amarga, algún perfume... Fresco, sabroso y moderadamente largo.

Rico, rico.

Muy buena RCP: 5,10€.

Amarillo pajizo con reflejos verdosos.
Nariz de buena intensidad con notas herbáceas densas entremezcladas con frutas tropicales maduras. Tiene una gran profundidad y un excelente fondo de levaduras y minerales con unas notas de ralladura de limón verde o lima.
En boca tiene buena acidez, con un desarrollo medio amargoso y un final fresco con esas notas minerales sobresaliendo por vía retronasal.

Un vino fresco con una gran complejidad aportada por unas notas minerales.