Amarillo dorado verdoso.

Nariz gustosa a crianza biológica, con notas punzantes.

Paso por boca suave, ligeramente untuoso y comedidamente punzante. A destacar por su preponderancia los recuerdos a acetato de etilo y aldehídos que me trae, digamos que a pegamento imedio. Se suaviza algo según se atempera, pero me ha hecho bailar entre el desagrado y la atracción. Notas como a humo o madera quemada, no sé expresarlo de otra forma. Final agradable a infusión de te con recuerdos a manzana o cítricos, como cuando te escancian directamente de una bota.

Nada en contra del color, pero diría que el único "pero" (EMHO) es que está excesivamente filtrada.

Suave, gustosa, con personalidad y a muy buen precio. Solo añadir que ese acetato a mi gusto está un poco desbocado. Pero es mi gusto, claro.

Procedente de una selección de más de 2500 viticultores de la cooperativa Virgen de la Caridad de San Lucar de Barrameda.

Jerez es grandiosa y como tal no produce vinos mediocres, sino vinos más o menos intensos y más o menos complejos. En esta ocasión nos encontramos con un buen exponente de una manzanilla de acompañamiento de aperitivo y charla.

Suave en su conjunto anque delicado, despredne aromas a marismas y velo de flor, que se expresan con buena longitud y carácter seco en boca.

Armonía perfecta un plato que el maestro Antonio Fdez nos propone, dueto de alcachofas rellenas de habitas baby, jamón y reducción de esta misma manzanilla. Que explosiona una continuación de los sabores producidos por el vino, con los producidos por e bocado. Mucho más que un acierto.