Rojo rubí, ribetes rojizos, capa media-alta. Presencia importante de posos que hace obligatoria la decantación.

En nariz se muestra intenso y poderoso, siempre desde el primer momento. El alcohol está muy bien integrado con el paso del tiempo, aunque en este aspecto, los grandes oportos distan mucho de los grandes jereces. En cualquier caso es un vino complejo y aromático, con toques de frutas rojas licorosas, especias, chocolate negro, café en grano, herbáceos y balsámicos, florales y especiados por ejemplo canela en rama y clavo. Va ganando con la aireación.

En boca es un vino enorme, joven todavía, largo, poderoso, siempre armónico. Manteniendo acidez y presencia frutal, resulta enormemente largo en el final tras el que nos deja muchas sensaciones todas ellas positivas, con frutas, chocolate belga, flores y especias, con un dulzor muy bien integrado. En boca da la sensación de integrar mejor ese alcohol. Persistencia eterna.

Estamos ante una leyenda del vino, hablamos del quizá mejor productor de Oporto y de una de las mejores añadas del siglo XX. Hoy, casi 50 años después, es un vino legendario, grande, que nos deja un recuerdo imborrable. Toda la clase de los grabdes Oportos resumida en un vino que es y será eterno. Y por encima de esto todavía tenemos al Nacional…

Tras conseguir alguna botella más me he decidido abrir éste vino por las buenas referencias que tenía y especialmente por la admiración que tienen sobre el mismo algunos amigos, y la verdad es que mucha incertidumbre y espectativas puestas sobre el resultado final, que no defraudo en absoluto este viejo pero a la vez joven vino en estado excepcional de consumo y sin mostrar muestras de cansancio debido a la edad. Decantado con varias horas de antelación a su consumo.

Se muestra un vino goloso en su madurez, con buena fruta roja compotada tanto en aromas como en boca, de paso suave, sabroso y elegante con notas balsámicas, madera perfumada, extraordinarios tostados, frutos secos, toffes, con recuerdos de bolleria y humo de chimenea,de color rojo picota, brillante, capa media y ribete anaranjado.

Extraordinario vino al que no se le puede exigir más. Lo malo del consumo de estos caldos y añadas es la sensación que te produce una vez degustado y haber disfrutado de sus bondades, es como la perdida de un activo que en raras ocasiones se puede volver a disfrutar, aunque afortunadamente no es el caso.

Sin tener la suerte de catar el Nacional que probó el Sr Ferrer, este Vintage "normal" no es para nada un "pariente pobre" .

El vino presenta un aspecto especialmente juvenil, de notas entre cereza y teja que para nada revelan sus más de 40 años. Brillantez inmaculada tras la decantacion(tiene la botella para beber y comer), capa media.

Nariz entre frutas secas, tostaditos, frutos secos, cacao y recuerdos de tostadero.
poco a poco evoluciona a las compotas y los balsamicos envolventes, hasta llegar a un final de cerezas en licor, humos y maderitas finas.

Boca sabrosa y perfumada, casi eterea durante el paso inicial hasta llegar a la concentracion de frutas golosas y crianza que aparece en el fondo de boca, acaricia e impresiona.

No necesita de nada para lucirse, pero se lució con unos bombones de flores y frutas rojas, y con el panettone de Torreblanca. Con salados podría ir igualmente bien, pero uno es goloso....