Es muy aromático, profundo, cargado de frutas maduras y compotadas, pero para nada pesado, hay frescor. Hay frutas rojas, frambuesa, arándanos, en una fase acidulce, macerada, casi balsamica. Muy complaciente.

En boca nos entrega lo mejor, es dulce, sin rodeos, un caramelo frutal, sedoso, aterciopelado, eterno, se pega al paladar, con potencia y elegancia. Al final el tanino seca la boca del dulzor equilibrandolo e invitando al trago.

Color picota oscuro, denso. En nariz presenta aromas muy atrayentes, sobresalen olores a guindas, higos chumbos. En boca es suave, poco ácido y paso en boca algo más ligero de lo que se espera en nariz. El dulzor no es excesivo y en frío es un muy buen vino de postre. Con postres de chocolate resulta una delicia.
Botella de medio litro. Entre 8-10 euros.

Picota violáceo de aspecto denso. Poco que añadir a la cata anterior, volver a destacar la enorme personalidad que aporta a los vinos la monastrell vinificada en dulce. En boca es un vino con caracter, con un dulzor moderado, suavemente tánico, ligero pero estructurado, largo y evocador. Un excelente maridaje para un chocolate negro al 75%. Por cierto una reducción de este vino es un magnífico complemento para acompañar un magret de pato junto a una mermelada casera de arándanos.

Picota violáceo. La nariz es intensa, perfumada, con toques de sirope de frutillos negros del bosque y regaliz negra. Tiene un ataque intenso y una paso muy atractivo, goloso, con densidad, amargoso, con buena acidez y notable recorrido. Ligera tanicidad. Un dulce muy bien hecho, de trago largo pero también con profundidad. Excelente.