Cuatro años después

Cuatro años después, con 15 añitos a sus espaldas, este vino sigue siendo brutal. Me queda una botella que no creo que vaya a durar mucho en la bodega. Formidable. Ha evolucionado pero no se ha estropeado ni mucho menos. Es el mismo vino pero... diferente... se ha hecho mayor. Se ha hecho grande, mejor dicho.

.-Fase visual: ambarino intenso con reflejos de oro viejo. Limpio y brillante. Se "agarra" al cristal de la copa y forma una lágrima densa y abundante como si no quisiera volver abajo. Quiere llegar a la boca cuanto antes.
.-Fase olfativa: huele a desván, a polvo, a cera, a boletus y a humedad. Pero todo ello sin molestar a la nariz... trae recuerdos de cuando, de pequeños, nos dejaban ir a jugar a la buhardilla. Al airearse aparecen notas amieladas, de orejones, de duelas envinadas y un sorprendente olor a mango muy, muy, muy maduro y a chirimoya. Notas minerales.
La nariz a copa vacía es un espectáculo con esas notas de cera, orejones, amielados y panadería todas juntas pidiendo paso.
.-Fase gustativa: destaca una sorprendente acidez a sus 15 años que hacen que tenga una frescura inesperada tras su contundente nariz. Notas licorosas ligeras en boca, miel, minerales. Postgusto bastante largo. Amargoso. Retronasal dulce con notas avainilladas.

Da la sensación que todavía tiene un poquito más de recorrido antes de marchitarse. Pero como me da miedo que se estropee la que me queda no esperaré más de unos meses para disfrutar nuevamente este vinazo.
Magnífico acompañante de salmón ahumado, rape alangostado y huevos rellenos.

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