Seis años después vuelvo a abrir una botella de este excelente vino. Ahora se presenta con un intenso color cobre.
La nariz es igualmente intensa, miel, gas muy fino con fondo de bosque de pinos. Todo integrado, complejo y elegante..

Boca potente e intensa, acidez muy elevada y presente, en boca resulta ser cortante y profundo, una expresividad muy alta y de nuevo parecen minerales, gas y pinos. Final larguísimo marcado por la elegancia.

Casi dos años más en botella lo han afinado, equilibrado y suavizado llevándolo a una extrema elegancia. Persiste un mínimo dulzor muy bien combinado con amargor, que incide en su elegancia. Tiene todavía un largo camino por recorrer, pero ya está grande y magnifico

Amarillo paja con tonalidad ligeramente rojiza.
Aroma potente y nítido a fruta amarilla, melocotón y albaricoques maduros, hierbas y fondo mineral ( piedras, tierra), con algo de flores. Aroma de elegancia y calidad.
En boca es muy equilibrado, buen cuerpo y gran acidez, suave, excelente paso y excelente retroolor con sensaciones frutales y minerales. Bastante seco no se le encuentra el punto de dulzor de otros rieslings. Muy largo.
Mejorará en botella , al menos en dos años.

Su color ya anunciaba que había que enfrentarse a un ejemplar muy especial, ese ámbar dorado y denso, cualquier cosa menos pálido. Su perfumada y mineral nariz abrió la puerta a una compleja sinfonía de aromas marcados por la pera confitada, el membrillo, las flores blancas, la manzana asada, el mineral. En boca esa armonía tan bien allegada de acidez-dulzor-alcohol le dotó de elegancia y profundidad. Su retronasal nos envió directamente a un campo de flores salpicado de caliza y el aroma perdido de una tarta de manzana a punto de salir del horno. Tan delicioso, complejo y denso como sólo la altiva riesling es capaz de transmitir.

Un gran riesling, aunque para mi gusto, no excesivamente complejo.
Quizás mineral!!!
La verdad es que me encantó, pero no era uno de los más extraordinaros que he probado en esta zona.

El color era completamente diferente al resto oro viejo casi yéndose al ámbar – Gonzalo decía: ¡¡Parece sidra!!.

La nariz muy elegante, melosa y exótica. Encontramos en ella: flores (vergamota), manzana verde, membrillo, y unos especiados que sobre el fondo amielado/mentolado que hacían desear estar oliéndolo “ad eternum”.

En boca es bastante más evidente el azúcar residual que en los otros dos. Pero aún así es extremadamente fresco. A pesar que, se las compone para dar una impresión grasa inicialmente que luego gana en frescura gracias a esa endiablada acidez y a una puntita de carbónico con la que termina.