Un blanco básico pero bien hecho, fresco y frutal. Tomado en copas en un bar de Barcelona de color amarillo dorado, con unos aromas a fruta madura, notas cítricas y notas minerales. En boca es fresco, entra muy bien, con cuerpo, frutal, con cítricos, notas minerales, bollería y buena acidez. Un buen básico

Porque es una delicia. Y una chardonnay fresca, nada pesada, con la fruta en su punto de madurez.

La nariz sigue con esas notas deliciosas de fruta madura, en sazón, con esas flores, herbáceos, mentolados y ese toque de mantequilla tan fino. Mineralidad y salinidad suaves. Es una nariz madura, pero con esas notas frescas y cítricas tan vibrantes.

La boca tiene un paso carnoso, con los cítricos abriendo paso, la fruta blanca madura y el melocotón siguiendo el camino. Buenísima acidez, con esas notas de mantequilla, flores, minerales y ahumadas, anisados.... Rico y con un postgusto medio.

Un fijo en mi bodega para mis vinos de diario.

Y este blanco es un segurín. 

En esta añada me da la sensación de que ha ganado frescura, que se compenetra perfectamente con esos apuntes maduros de la fruta. Pero comencemos por la nariz, con la fruta madura, golosa: pera, manzana, piña suave, limón muy maduro, especias dulces y algunas picantes, herbáceos suaves y muuuchas flores. Con la oxigenación y el aumento de temperatura, surge la mineralidad, notas de mantequilla y notas herbáceas.

En boca mantiene ese cuerpo, esa cremosidad y toda la fruta bien madura y golosa, con esos cítricos, herbáceos y amargores que le dan un toque muy fresco. Mineralidad, especias picantillas, anisados, esa mantequilla salada y esos tostaditos que se notaban en la nariz, con caramelo quemado de crema catalana. Buena acidez y postgusto largo, frutal y con notas de bollería. 

Un básico ¡que me encanta!