Tradición y modernidad

Dorado intenso con reflejos cobrizos, limpio y brillante.
Intenso en nariz, poderoso y más bien punzante, quedan algunas trazas florales y recuerdos de la levadura, frutos secos, un marcado fondo mineral, toques balsámicos y de infusión de hierbas, especias dulces, ahumados y un sutil atisbo de crema pastelera. Complejo pero sin perder frescura y definición.
En boca es un vino serio, profundo, con poder, muy seco, de marcada amplitud, fresco pero con anchura, sápido, con un final muy largo y que nos deja recuerdos de frutos secos, sensaciones ahumadas y especias, más parecido a una vieja manzanilla en esta fase, muy gastronómica. Persistente.
Un vino que sin duda ha roto muchos esquemas pues combina a la perfección tradición y modernidad, un palo cortado joven con un concienzudo trabajo de viña y selección de uva y sin encabezar en su segunda fase oxidativa. Vino con mucha garra pero que no pierde frescura y carácter, merece la pena descubrirlo pese a su baja producción. Unos 17 euros, excelente RCP.

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